El glicol es un componente clave en los sistemas de refrigeración utilizados para conservar alimentos perecederos durante su transporte y almacenamiento. Su capacidad para mantener temperaturas estables, evitar la congelación de los circuitos y garantizar la seguridad alimentaria lo convierte en un aliado indispensable para sectores como la industria cárnica, pesquera, láctea o de frutas y verduras.
¿Por qué es importante el glicol en la cadena de frío?
En la logística de productos perecederos, mantener la temperatura óptima no es solo una cuestión de calidad, sino también de salud pública. El glicol, utilizado como fluido refrigerante en circuitos cerrados, permite un control preciso de la temperatura y reduce el riesgo de proliferación bacteriana. Además, protege el sistema frente a la corrosión y al desgaste, garantizando un funcionamiento eficiente y continuo.
Factores clave para elegir el glicol adecuado
Tipo de glicol
En alimentación se recomienda el uso de propilenglicol por su baja toxicidad, mientras que en otros sectores industriales puede utilizarse etilenglicol.
Concentración y punto de congelación
La proporción de glicol y agua determina la temperatura mínima de operación y la eficiencia del sistema.
Compatibilidad con materiales
Es esencial que el glicol sea compatible con las tuberías, juntas y bombas para evitar daños prematuros.
Normativas y certificaciones
En la industria alimentaria es obligatorio cumplir con estándares como la normativa FDA o similares para garantizar la inocuidad del fluido.
Beneficios de un uso correcto del glicol
Conservación óptima: Mantiene la temperatura estable y uniforme, preservando la calidad y frescura del producto.
Seguridad alimentaria: Reduce el riesgo de crecimiento bacteriano y contaminación cruzada.
Eficiencia y durabilidad: Protege los equipos de corrosión y averías, alargando su vida útil y reduciendo costes de mantenimiento.
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